Aprende porque sientes tensión en tus músculos, trapecios, hombros o lumbares, de la mano de un fisioterapeuta experto en dolores musculares.
Bienvenidos de nuevo a fisioterapia a tu alcance.
Para dar respuesta a la primera afirmación vamos con un ejemplo simple. Sin sentir en absoluto tensión en mis isquiosurales al agacharme hacia delante encuentro que no puedo siquiera tocar el suelo. Mis isquiosurales se encuentran acortados, lo que reduce la amplitud de movimiento. Por lo tanto, tengo unos isquiotibiales bastante cortos, pero NO tengo tensión en los músculos.
Paralelamente, vemos muchos pacientes con «tensión» en el trapecio superior pero con absoluta normalidad en su longitud muscular. Tras este ejemplo, podemos confirmaros que la primera afirmación es falsa. Además, la tensión muscular no es lo mismo que el endurecimiento del tejido muscular.
Estudios realizados por Andersen et al. en 2010 confirmaron que el incremento de la sensibilidad al dolor en el trapecio no está asociado con el endurecimiento del tejido.
Por tanto, lo creas o no, es imposible palpar la rigidez o medirla con un algómetro. De hecho, los investigadores encontraron que los puntos de mayor dolor se encontraban en si mismos más blandos, podéis encontrar el enlace a este artículo abajo en los comentarios del vídeo.
Así que concluimos que la segunda afirmación tampoco es cierta.
Lo que nos deja solo con la opción nº3 que afirma que la tensión es solo una sensación subjetiva molesta.
Entonces, ¿Por qué experimentamos rigidez?
En ocasiones, experimentamos rigidez cuando tenemos que asumir ciertas posturas durante largos periodos de tiempo. Imagina, un largo viaje en coche o permanecer sentado con tu ordenador durante todo el día.
Estas situaciones conducen a una disrupción de la circulación sanguínea que afecta especialmente a los nervios del área afectada creando una situación de isquemia lo que indica al cerebro que tenemos que movernos de nuevo y asumir una nueva postura.
Sin embargo, si nos centramos en la rigidez crónica podríamos argumentar, por ejemplo, que los trapecios superiores se encuentran crónicamente sobrecargados simplemente porque están débiles, y no son capaces de afrontar el esfuerzo al que le sometemos en el día a día. Más probable es que otros factores contribuyan a ello como el estado general de salud, el estrés, la dieta, el sueño o el estado emocional los cuales juegan un papel en todas las condiciones crónicas. En este caso, el impulso de dolor no proviene solo de una nocicepción mecánica, sino más bien, de una sensibilización periférica o central a la necesidad de una mayor circulación sanguínea.
Por lo tanto, teniendo toda esta información en cuenta está claro porque los estiramientos no son una buena opción ya que, aunque pueden tener un efecto analgésico a corto plazo si el musculo no está acortado y la tensión incrementa la sensibilización del mismo no tiene sentido estirarlo más.
¿Qué ocurre con otras técnicas de trabajo de tejido blando como el Foam-Roller?
Basado en estudios, sabemos que es imposible romper adherencias en el tejido con el uso del Foam Roller.
Lo que si pueden conseguir las técnicas en el tejido blando es la inhibición en la asta dorsal de la médula, provocando analgesia, aunque, de nuevo, con efecto solo en el corto plazo.
Al mismo tiempo, el problema con estas técnicas es que ellas, en sí mismas, provocan dolor, al ser molestas lo que aumenta de nuevo la sensibilización local.
Hablemos sobre cambiar de postura, un punto importante es ser más consciente sobre tu postura y, principalmente, evitar permanecer en la misma durante largos periodos de tiempo
cambiándola más a menudo.
Esto funciona en casos en los que la tensión está asociada a la nocicepción o dolor mecánico.
Sin embargo, no hay evidencia clara de que una mala postura, en sí misma, sea la causa del dolor u otros problemas.
Así qué recuerda la mejor postura es siempre la siguiente postura.
Por último, tenemos ejercicio y entrenamiento de fuerza.
Aunque la mayoría asocian el entrenamiento al desarrollo de tensión muscular esto solo es verdad por a un corto periodo de tiempo durante el entrenamiento o uno o dos días después.
Sin embargo, a largo plazo el entrenamiento de fuerza puede incluso llevar a un aumento de la flexibilidad. Piensa en los ejercicios cuando tienes que generar fuerza excéntricamente al final del rango de movimiento, como por ejemplo el peso muerto rumano. El musculo, estará obligado a adaptarse alargándose.
Sin embargo, más importante en nuestro caso es que el entrenamiento de fuerza crea adaptaciones locales en el musculo lo que lo hace menos susceptible a sufrir estrés metabólico y sobrecarga. Además, el ejercicio tiene un efecto analgésico y puede reducir la inflamación lo que puede reducir la sensibilización del sistema nervioso central.