Aprende el origen de los calambres musculares, porque aparecen, y como prevenir su aparición en las piernas y gemelos después de haber realizado deporte.
Definimos los calambres musculares asociados con el ejercicio, como una contracción espasmódica, dolorosa e involuntaria del músculo esquelético que ocurre durante o justamente después de la práctica de ejercicio, sin origen en una patología metabólica neurológica o endrocrina.
Durante mucho tiempo hemos pensado que los calambres musculares tenían su origen en la deshidratación muscular o un desequilibrio de electrolitos. La teoría detrás de los calambres es que el compartimiento que aloja el líquido extracelular se encuentra sobre estresado debido al sudor, llevando a una pérdida de volumen intersticial rápidamente. Adicionalmente la sudoración puede llevar a un déficit de sodio, calcio, magnesio, cloro y potasio, todos estos efectos son razones para desencadenar una deformación mecánica de las terminaciones nerviosas e incrementar la concentración de iones y neurotransmisores que conducen a un estado de hiperexcitabilidad a las terminaciones de las motoneuronas generando una descarga espontanea.
Sin embargo, todos los estudios que apoyan estas teorías, no han mostrado ninguna relación causa efecto. Ninguno de los participantes del estudio tuvo calambres musculares a pesar de tener suero fisiológico o pérdida de electrolitos por sudor. ¿Y porque los calambres musculares solo ocurren en músculos que trabajan? ¿o porque los estiramientos pueden aliviar inmediatamente los calambres musculares?
El fitness popularizo la idea de que los calambres musculares ocurren debido a una alteración mecánica del reflejo motor en respuesta la fatiga neuromuscular. Específicamente en músculos sobrecargados y fatigados, engendrando un desequilibrio del impulso excitatorio hacia la motoneurona alpha. Este último impulso es el que produce un calambre localizado. Esta hipótesis se encuentra respaldada ya que la fatiga del musculo esquelético ha demostrado recudir el impulso inhibitorio de la motoneurona alpha del aparato tendinoso de Golgi en los tendones, incrementando la señal excitatoria en los husos musculares en modelos animales. También ha sido demostrado que cuando un músculo se contrae en una posición acortada hay una señal deprimida de los GTO’s, que se encuentran entre el vientre múscular y el tendón, lo que explica por qué los estiramientos son la mejor y más efectiva herramienta para tratar los calambres.
Entonces, ¿cuáles son los factores de riesgo para que ocurra esta alteración neuromuscular?
Parece que los atletas tienen diferentes umbrales para desencadenar un calambre muscular, lo que quiere decir que cada uno requiere de una diferente estimulación eléctrica para provocar un calambre muscular. Desgraciadamente tener un historial de calambres musculares asociados al ejercicio es un factor de riesgo para desarrollar futuros calambres musculares, a pesar de que la investigación es ambigua respecto a este tema, parece ser que una historia familiar de calambres musculares asociados al deporte y la aparición específica del gen culligan pueden contribuir a la aparición de estos calambres. Además, los hombres parecen desarrollar este tipo de calambres más que las mujeres, lo que podría deberse a una mayor ratio de fibras musculares rápidas en los sujetos masculinos.
Así que, ¿cómo podemos prevenir y evitar la aparición de calambres musculares? Debido a las limitaciones de las teorías de los electrolitos y la hidratación, la utilización pastillas de sales minerales o complementos alimentarios basados en el magnesio carecen de evidencia científica.
Ciertas investigaciones prometedoras, plantean estrategias de ejercicios como el trabajo de músculos agonistas, por ejemplo, el trabajo del glúteo mayor para los isquiosurales.
La utilización de kinesiotaping y vendajes de compresión son técnicas terapeúticas que buscan crear un efecto de circunvolución en la piel lo que induce un aumento del riego sanguíneo local reduciendo la presión en los mecanorreceptores.
El zumo de pepinillo, con una dosis de aproximadamente 1 miligramo por kilo corporal, contiene una gran concentración en sal y en ácido acético, permitiendo la inhibición del mecanismo que genera los calambres musculares.
Hiperventilar mientras hacemos ejercicio, ayuda a prevenir la acidosis respiratorio contribuyendo a la prevención de los calambres musculares.
El masaje ha demostrado alterar la excitabilidad de las motoneuronas.
Y sobre todo el estiramiento muscular, siendo esta la mejor herramienta para prevenir y tratar la aparición de calambres musculares relacionados con la fatiga.